El maestro invita a un concierto
Hace un tiempo volví a leer el libro de Leonard Bernstein «El maestro invita a un concierto», que si no has leído, te recomiendo leer.
En las notas del editor, hay una parte donde se habla de lo meticuloso que era Bernstein con el uso del lenguaje. Escuchaba y bromeaba con su equipo de producción sobre indicaciones que estos hacían pero él siempre tenía la última palabra.
Un día, uno de los productores le sugirió cambiar una palabra que al parecer podía crear confusión.
Bernstein, con actitud arrogante, le dijo que ni hablar, que esa palabra iba a decirse así.
Al día siguiente este hombre, recibió una nota del propio Bernstein que decía:
Al Sr. Jack Gottlieb: Por la presente certifico que tenía usted razón y que yo estaba equivocado. Dios le bendiga. Se disculpa, respetuosamente, Leonard Bersntein, ignorante.
A parte de ser un caballero, el Sr. Berstein revolucionó ya en los años sesenta los fundamentos de la pedagogía de la música.
Presentaba en televisión sus famosos «Conciertos para jóvenes», con el objetivo de explicar esos conceptos considerados aburridos o difíciles en la música (como el solfeo, el contrapunto, la armonía…).
Para enganchar al público, lo que hacía era combinar la música clásica con música moderna como la de los Beatles o el jazz.
La misión de Bernstein con este trabajo, como muchas veces ha mencionado en entrevistas, era acercar la música al público y demostrar de que ésta no tiene por qué ser sólo para entendidos.
Está claro que todo el trabajo que hizo el compositor ha dejado huella. Es rara la orquesta que no incluye conciertos didácticos en sus programas a día de hoy.
¿Esto es bueno?
Claro que es bueno.
¿Se está haciendo bien?
Buena pregunta.
Recuerdo hace unos años uno de los conciertos didácticos al que llevamos a los estudiantes de excursión. El director tenía menos personalidad que una chincheta (y además no se había preparado nada el programa).
Al final de cada obra que tocaba la orquesta, se giraba y soltaba un rollazo al público sobre la vida del compositor y no sé que historias que yo sólo hacía que contar bostezos entre los chavales.
No creo que todas las orquestas hagan lo mismo.
(Espero que no).
¿Cómo van a querer volver a otro concierto?
En el mundo de la música clásica queremos sentirnos escuchados. Queremos que la gente venga a nuestros conciertos.
¿Pero estamos ofreciendo lo que la gente quiere escuchar y de una manera que le guste escucharlo?
Por un lado, queremos que la música llegue a la gente. También a los jóvenes.
Pero por otro, seguimos marcando barreras con esa misma gente que queremos que venga a los conciertos.
Algunos se escudan en que tenemos que educar al público.
Otros en que el público tiene que venir educado de casa.
No lo sé.
Habrá que seguir dándole vueltas a esto.
Ojalá estuviese Bernstein aquí.
Sería todo más fácil.
Yo de momento te invito a leer su libro «El maestro invita a un concierto».
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